Els entrenaments de l’atleta popular a vegades
s’apropen massa als de l’atleta professional i s’acaba de perdre
l’objectiu bàsic del córrer: córrer per córrer simplement per gaudir o
com escriu un amic en el seu blog: run for fun
Correcaminos
LASTRA, T.: "La columna de andrópilis"
Arthax. Madrid, 1991.
Entre
todas las manifestaciones del correr, ninguna será más placentera y
gratificante que el entrenamiento compartido con amigos corredores, en
plena naturaleza. Entrenamientos exentos de competitividad, relajados y a
ritmos soportables, acompañados sólo por el rumor de las pisadas y las
conversaciones.
Valoremos
esto y sigamos jugando así, porque sin darnos cuenta hemos ido cayendo
en manos del peor enemigo que podíamos imaginar: comenzamos a correr
crispados; intoxicados por la competencia o en servidumbre de metas o
marcas irrealizables, esclavos de planes de entrenamiento cercanos a los
trabajos forzados. Los entrenamientos alegres y armoniosos,
agradablemente agotadores, comienzan a tornarse en un palenque de
cruentas refriegas, en una exposición personal de marcas y jerarquías,
con el único fin de proclamarles a nuestros compañeros que estamos en en
escalafón superior; e inmersos en esa guerra fría y solapada, el
encanto del juego compartido se va transformando irremediablemente en
estúpidos enconos, que se alejan cada vez más de los verdaderos motivos
que nos acercaron al juego del correr.
Retornemos
a este juego, porque es conmovedora, cuando no ridícula, la actitud de
muchos corredores de los que se ha dado en llamar recreacionales o
populares, que está más próxima del profesional del atletismo, que de
sus propias y reales condiciones.
No
seamos ingenuos: no vamos a ser olímpicos, ni profesionales. Creo que
el mercado se ha inundado de planes que restan espontaneidad y libertad
al corredor y que, sobrellevados con los deberes profesionales,
familiares y demás avatares diarios, sólo nos llevarán a tensiones,
agotamientos y cansancios.
No
es que no sea partidario de las competiciones, sino que las mismas
deben ser para nosotros una meta secundaria, siempre en función de la
principal que es el mantenimiento de la forma, que debe ser el primer
mandamiento del corredor. Acabar una carrera habiendo conseguido una
buena marca o clasificación es bueno para nuestra vanidad, pero si
tenemos que pagar por ello con dolores, bajas formas o postraciones
cercanas a la enfermedad, el triunfo deja de tener cualquier valor.
Corrent com un F-1 |
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